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lunes, 25 de julio de 2011

Oscuros.

Sus brazos musculados le rodearon la cintura. La atrajo hacia él, y ella pudo sentir el nítido límite de sus cuerpos entrando en contacto: las piernas entrelazándose, las caderas apretadas contra las caderas, los pechos palpitando al mismo tiempo. Daniel la apoyó de espaldas a la barandilla del paseo, y la ciñó contra su cuerpo hasta que ella no pudo moverse, hasta que la tuvo exactamente donde quería. Lo hizo todo sin separar ni un instante sus labios imantados.
Luego empezó a besarla de verdad, muy suave al principio, con besos muy delicados en la oreja, y después siguió mandíbula, con besos largos, dulces y tiernos hasta llegar al cuello, haciendo que Luce gimiera y echara la cabeza hacia atrás. Le estiró un poco el pelo, y ella abrió los ojos y, durante un instante, vio las primeras estrellas que aparecían en la noche. Se sintió mas cercana al cielo que nunca.

Al final, Daniel volvió a sus labios, y la besó con tanta intensidad... Le mordió el labio inferior y a continuación le paso la lengua por los dientes. Ella abrió más la boca, desesperada por aceptar a Daniel, ya sin temor de mostrar a las claras lo mucho que lo deseaba y equilibrar con su propia fuerza la fuerza de los besos de él.
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